Diarios y anotaciones


Querido diario:
 En mitad del gran azul acudo a tu amparo para confesarte los detalles de mis días. No debería quejarme dada mi posición pero, aprieta tan fuerte el nudo de la vida monacal y ofrecida en bandeja a voluntad del público.
Hace tres días zarpamos de South Hampton rumbo a Nueva Inglaterra, y ya echo de menos las buenas maneras europeas y las tardes de té presenciando las vastas y balsámicas campiñas. Aquí, a cientos de millas de tierra firme, he de forzar una sonrisa cada vez que paseo por cubierta. Desoír indiscreciones que, por ignorantes, resultan de lo mas vulgar. 

Sería todo mas sencillo si hubiese continuado contando mis cosas en secreto, como siempre he hecho contigo.

¡Vaya! He de dejarte. De nuevo llaman a la puerta. Con lo fácil que resultaba estar a solas en Versalles, ¿recuerdas?

Comentarios